- No te resistas – rió uno de ellos – Te va a gustar.
- ¡Desvístela ya! – le animaban los otros.
- ¡AUXILIO! ¡AYÚDENME POR FAVOR! – gritaba la mujer.
- ¡Que te calles, te digo! – le gruño uno, abofeteándola – Si vienes aquí tendrás que pagar cuota.
Y en ese momento, una sombra extraña se dibujo directamente sobre ellos. Los abusivos voltearon hacia arriba y vieron a un hombre suspendido en el aire, quien proyectaba esa sombra que no correspondía a su cuerpo. Ellos se miraron entre sí, sobresaltándose de pronto cuando el extraño les hablo:
- ¿No quieren jugar con un amigo mas?
- ¡ES UN DEMONIO! – exclamo uno de los tipos - ¡Larguémonos!
Y entonces soltaron a la mujer, quien lloraba sin parar. Corrieron por el camino desde donde habían llegado, y el extraño los siguió por el aire, descendiendo de pronto bruscamente y frente a ellos. Los sujetos chocaron entre si cuando se detuvieron, y estaban a punto de sacar sus navajas cuando el extraño se dirigió de nuevo a ellos:
- No les permití que se fueran.
- ¡Maldito! – le dijeron - ¿Quién diablos te crees que eres?
- Goel de RagnaRok. Ese soy.
La noche anterior, Goel había tenido un sueño perturbador acerca de su futura vejez y un mundo perdido. Semejante pesadilla fue capaz de trastornar su tiempo de descanso y hacerlo levantar de mal humor. Luego de que la noche cayo aplastando el nuevo día, decidió salir a recorrer el cielo estrellado, y fue desde lo alto cuando se percato de que la pobre mujer necesitaba ayuda. Los hombres, sobreponiéndose al miedo inicial, abalanzaron sobre él en un desesperado intento de deshacerse de la amenaza. Sujetó el brazo de uno y lo hizo clavarse su propia arma en la entrepierna. Otro lo ataco con un palo que tomo del piso, pero Goel se lo arrebato y lo golpeó en la cara repetidas veces hasta hacerlo caer. Cuando los otros emprendieron la huida, tomó un bote metálico de basura y lo lanzo como proyectil sobre uno de los tres delincuentes.
Luego se dirigió a donde estaba la mujer, hincada y sollozando. La ayudo a ponerse de pie y vio como ponía orden en su cabello y ropa, y luego lo miro diciéndole:
- ¡Gracias!, ¡Gracias, señor demonio! Usted no es malo.
- Llámeme Goel. Se ve que viene de muy lejos; ¿Le puedo preguntar que la trajo a esta ciudad?
Y entonces rompió en llanto otra vez, y se desahogo de las cosas que le atormentaban. Le contó que había viajado a su ciudad buscando a su hija de 17 años, que se había ido de su casa hacia varios meses. Un amigo de su hija le comento después que ella tenia un extraño novio, y que le había pedido que se fuera a vivir con él a esa ciudad. Ahora, la pobre madre buscaba a su hija con el temor de averiguar algo trágico, y le rogó a su salvador que le ayudara con su búsqueda.
- Vaya con la policía. Ni Overlap ni los No-Amados intervienen en casos comunes – respondió Goel
- Te lo ruego, demonio bueno. Tú eres poderoso; puedes volar y hacer cosas.
- Haga que la policía se ocupe de su asunto.
Con esas ultimas palabras, Goel dio la espalda a la mujer, disponiéndose a emprender el vuelo. De pronto ella le dijo con tono de voz desesperado:
- ¡Piensa en la gente que más quieres! ¿No harías cualquier cosa por encontrarlos si se tratara de ellos? ¡Por el amor de Dios, ayúdame!
Esas palabras detuvieron en seco a Goel, quien se quedó inmóvil y sin decir palabra. Si el se hallara en semejante situación, movería los cielos y los mares inclusive, y pediría ayuda a todos con tal de encontrar a una persona amada. Volteo entonces hacia la mujer, aun con sus ojos llorosos que reflejaban el miedo y angustia. Entonces se dio cuenta que no podía dejarla sola con su problema.
- Deme el nombre de su hija – le pidió – Y una foto de ella también. Veré que hago.
- Aquí tienes – le dijo la mujer, entregándole una fotografía de la sonriente chica – Se llama Vanessa.
- Quédese en la ciudad hasta que yo la busque – replicó el héroe, y emprendió el vuelo con un sonido estridente.
Esa noche, Goel llego a su casa y tomo algo de comer del refrigerador. Encendió la T.V. y puso atención a los noticieros que relataban todos los incidentes del mundo que involucraban a las criaturas no humanas. Para Goel no era algo novedoso, y estaba a punto de apagar el aparato cuando cambiaron de tema y presentaron un reportaje sobre la prostitución en la ciudad. Eso lo puso a pensar, y cuando el reportero señaló que los prostíbulos con menores de edad eran hábilmente camuflados, sacó la fotografía, la contemplo detenidamente, y dijo:
- Eres linda y simpática a primera vista, es probable que terminaras en un lugar así...
Y al razonar todo esto, llamó a Melora por teléfono, quien le contestó inmediatamente. Se saludaron cariñosamente, y luego de hablar de otras cosas, Goel le relato al fin lo sucedido con la mujer y el caso en el que había decidido trabajar. Mel escuchó con atención, y luego le dijo:
- Yo puedo ayudarte con ese caso. De paso, puede que así cambie la opinión que tienen todos de nosotros.
- ¿En verdad te importa lo que ellos piensen? – le pregunto Goel, desconcertado.
- No tanto a mí. Recuerda que los gobiernos del mundo se encuentran en debate permanente sobre Overlap y nosotros. Algunos desconfían, otros mas nos creen héroes. Y aún con la influencia de Overlap ya asentada, de nuestras acciones depende ganar su confianza, y que cooperen.
- Tal vez, tal vez... – dijo Goel, casi arrastrando las palabras – Eso es política; nosotros tenemos algo que resolver, y lo haremos.
Los Gobiernos se hallaban en una división de opiniones: unos afirmaban que Overlap y su ente eran guardianes del orden y no debía debatirse más sobre el asunto, y otros estaban convencidos que se trataba de una peligrosa organización potencialmente radical. Esto se había convertido en el dolor de cabeza de los padres de Goel y Melora, las mayores autoridades y representantes.
- Podemos averiguar en el Lust – sugirió ella – Si hay un sitio donde quieren chicas jóvenes, es ahí.
- Esta bien – aceptó Goel – Pero yo iré solo; entrare, averiguare, y me apoyarás después.
El Lust era un lugar de entretenimiento para caballeros, grande y de tarifas elevadas. Se hallaba en la zona lujosa de la ciudad. Ahí se daban cita los hombres, humanos o no, hambrientos de lujuria y lascividad; hambre a la que daban satisfacción con el sinfín de diversiones y servicios que ahí ofrecían. Se decía que el nombre de quien administraba el lugar era manejado de forma anónima, y que se creó un pseudónimo para que lo reconocieran: el nombre de un demonio mencionado en el libro apócrifo de Tobías. Muy pocos sabían que en realidad ese famoso proveedor de placeres era, en efecto, el demonio del que pretendía usar su nombre como simple apodo.
Goel llego al lugar del Lust, y se quedó en el callejón de la parte de atrás. Cuando vio que había movimiento de empleados que salían y entraban, voló hasta una de las ventanas abiertas. Luego de entrar, salió rápidamente de ese cuarto hacia el pasillo, escuchando atrás de cada puerta a pesar de la música y risas que llegaban a sus oídos. Bajó por las escaleras hacia el primer piso, donde estaba congregado un numero impresionante de varones, además de las mujeres con diminutos atuendos.
Tratando de ser cauteloso, se mezclo entre la gente hasta llegar a una puerta vigilada por corpulentos guardias. Les dio las buenas noches, y cuando le devolvieron el saludo los golpeo rápidamente en el cuello, dejándolos inconscientes. Los arrastró luego hacia el cuarto de servicio que estaba a un lado y los encerró ahí. Cuando regreso y entro por la puerta que celosamente guardaban los dos hombres, entro a una lujosa oficina decorada con varios animales disecados, un minibar y un atestado librero.
El hombre canoso y robusto sentado frente al escritorio se levantó de pronto, pero se petrifico al ver que Goel sacaba un arma y le apuntaba con ella.
- Ni se te ocurra, Asmodeo – susurró Goel – Vine a hablar, pero si te alteras harás que te dispare. No me agradan las armas, pero ésta ruega porque la use en ti.
- Ese rostro... – dijo el demonio al verlo, como si recordara algo - ¡INU! ¡Eres Inu, de... !
- GOEL. Goel de RagnaRok, ahora. Si, soy yo.
- Así que esta es la forma en que reencarnaste. ¿A que has venido? ¿Qué puedo hacer por ti?
- Esta es la razón... - le dijo Goel, sacando la foto de Vanessa y mostrándosela – Quiero encontrar a esta muchacha.
- ¡Ah, joven insaciable engendro infernal! – rió Asmodeo - ¿Qué dirá tu chica overlapper si sabe que andas de infiel? ¿Es que acaso todos nosotros, los nativos del infierno, llevamos por naturaleza ese deseo incontenible de buscar y disfrutar del glorioso sexo opuesto? ¡Qué digo! Claro que sí.
- Ese es asunto mío... - respondió Goel, sintiendo que no era necesario explicarse ante el viejo diablo.
Convencido de que su visitante buscaba a la joven por pasar un buen rato, el viejo comento que si había trabajado en el Lust, pero renunció. Apenas iba a preguntarle Goel algo mas, cuando Asmodeo le indico la dirección de su nuevo trabajo. Con una escueta despedida se retiro de ahí deprisa, antes que descubrieran a los guardias desmayados. Esa misma noche llamo a Melora, para contarle lo que Asmodeo le había dicho: existía un antro para gente de dinero llamado Épsilon, y era además un lugar de bajos placeres similar al Lust. Los dos acordaron ir al día siguiente ahí, pues era el supuesto lugar de trabajo de la joven extraviada.
Al día siguiente, los dos estaban en la parte trasera, y discutiendo los últimos detalles antes de entrar: fingirían ser clientes, y ya que estuvieran dentro improvisarían para ver quien quedaba mas libre para husmear en todos los cuartos. No valía la pena un escándalo y violencia si se podía evitar. Se escabulleron y dieron un rápido reconocimiento, y al no hallar nada, se dirigieron a donde estaba la acción. Vieron que estaba lleno de psicodélicas imágenes y adornos, además de música. Los empleados, mujeres y hombres, eran todos increíblemente atractivos, y se paseaban con diminutos trajes que dejaban ver su perfecta fisonomía. En poco tiempo, dos chicas tomaron del brazo a Goel, y dos hombres a Melora, y los condujeron a lugares distintos. Cuando quedo él solo con una de las mujeres que lo había recibido, ella le susurró al oído:
- Ayúdame. Me tienen a la fuerza aquí.
Y al verla, Goel se dio cuenta que la chica era precisamente a quien buscaba. Un golpe de gran fortuna. Le sonrió y le dijo en voz baja que había ido ahí precisamente a salvarla. Ella volteó a ver a todos lados y nerviosamente señalo que la gente de ahí era peligrosa, pero Goel le contesto:
- De eso no te preocupes. Estamos aquí por ti.
Cuando le dijo eso, pudo ver que Melora pasaba acompañada de los dos hombres y entraron por una puerta al fondo del lugar. Los otros empleados varones se habían ido, y Goel quedo como el único hombre ahí en esos momentos.
- ¿Qué hay ahí? – pregunto Goel a Vanessa, señalando la puerta por donde entro Melora.
- Los cuartos de servicio privados, y más atrás el lugar de monitoreo de ellos.
- Llévame – le pidió.
Vanessa lo tomo de la mano y lo condujo hacia la puerta, ante las sonrisas de las otras empleadas. Atrás había un pasillo oscuro con varias puertas a cada lado. Caminaron hasta el final de él y entraron al lugar de vigilancia, donde los guardias trataron de detener a Goel. Luego de dejarlos inconscientes, se detuvieron un momento a ver las pantallas que mostraban las actividades que ocurrían en cada cuarto privado.
- Vaya... – murmuró Goel.
- ¿Disculpa? – le pregunto Vanessa, desconcertada.
- Nada. Dime que más hay aquí.
- Mira – le dijo, abriendo una puerta secreta en la pared – Es la entrada al lugar donde nos encierran. Además celebran misas negras, esforzándose por lograr que el demonio venga a ellos.
- Humanos tontos...
Entraron, pasando por las celdas que en ese momento estaban vacías. Llegaron hasta el cuarto donde en ese momento celebraban un ritual, y uno de los “fieles” se dio cuenta de su entrada. Hizo sonar una alarma, y al comenzar a oírse el ruido, Goel disparó a las encapuchadas figuras y al altar de Gelal. Al destruirlo, el control mental que se ejercía sobre las otras jóvenes se rompió, y en los cuartos privados comenzaron a correr despavoridas hacia la salida. Goel tomó a Vanesa de la cintura y cruzaron el pasillo volando, siendo perseguidos por los encapuchados y los hombres que estaban con Melora. Ella, por su parte, se encargó de ellos rápidamente, derribándolos de dos fuertes patadas. La gente que no logró huir se refugió donde pudo, así como también Goel y la joven, derribando un escritorio de metal y usándolo como escudo.
- ¡Perra! – grito uno de los encapuchados - ¡Y tu también, hijo de puta! ¡Se mueren, los dos!
El enfrentamiento comenzó: los sectarios dispararon con sus ametralladoras, hiriendo a los clientes y a las pocas chicas que no alcanzaron a huir. Los gritos y los disparos hicieron que incluso la gente de la calle entrara en pánico y escapara de ahí.
- ¡Miserables fanáticos! – gritó Goel - ¡Voy a echar abajo su maldito burdel!
Goel arrojó a Vanessa lejos con un empujón, voló luego hacia sus atacantes, y uno a uno, los encapuchados fueron cayendo. Melora abrió fuego contra otros a sus espaldas. En medio de la masacre, alcanzo a llegar hasta donde estaban Goel y Vanessa, gritándoles que debían huir. Los tres salieron del lugar, y Melora soltó tras de sí dos granadas, haciendo caer toda la construcción junto con los enemigos. Luego tomaron a la joven y se la llevaron volando por los aires a un lugar más tranquilo.
‡
En un poco iluminado flanco de la Catedral de la ciudad, sola totalmente a esa hora de la noche, la pareja entregó a Vanessa a su madre, quien la abrazó y lloró junto con ella por largo rato. Cuando al fin la mujer levantó la vista y quiso darles las gracias, se dio cuenta que se habían ido. Gritó entonces su agradecimiento, esperando de todo corazón que la escucharan, lo cual si sucedió.
Los dos estaban de pie sobre la parte más alta de la iglesia. Ella intentó tomar la mano de él, pero Goel solo lo permitió brevemente. Queriendo romper el silencio, le pregunto entonces como seguía del brazo, pues había recibido un roce durante el combate.
- No lo sé – le dijo Goel – Ya pasará. Gracias por tu ayuda...
- Oh, sí – dijo Melora enseguida, cambiando su tono de voz.
- Estoy algo aturdido. No es nada – dijo Goel, apartando la vista – Me voy, te veré después.
Goel salió volando a gran velocidad. Melora solo esperaba que no cayera nunca en la desesperanza, el mayor de los males, pues es una labor difícil el ser heroe mientras una gran parte del mundo te llamaría un monstruo. Y sea ya que fuera visto como un monstruo o un ser anónimo del que no debia hacerse público casi nada, era sin duda frustrante. Ella se marchó en rápida trayectoria por los aires también, segura de los retos más difíciles que les aguardaban a ambos. Vanessa y su madre fueron las únicas que marcharon con una sonrisa. Ellas y Overlap, que pudo deslindarse de cualquier participación o conocimiento sobre el incidente, quedando como una disputa entre bandos contrarios de sus enemigos. También fue un golpe afortunado para ellos: algunos que interferían con los intereses de la organización en el futuro perecieron esa noche en aquel lugar.
FIN